El uso cada vez más frecuente de pantallas en nuestra vida diaria ha alterado la alineación funcional de la columna cervical llevando a un aumento en la frecuencia de dolores de nuca, cuello, espalda y hombros lo cual genera trastornos en el desempeño diario y en nuestra calidad de vida.
Al mirar nuestro teléfono para leer o responder un chat o para ver un video, tenemos que llevar a una flexión de la columna cervical lo cual hace necesario que los músculos posteriores del cuello y espalda realicen una contracción sostenida para contrarrestar el peso de la cabeza hacia adelante. Una cabeza humana es pesada, en promedio pesa entre 4 y 5 Kilogramos, es decir, el doble o el triple de lo que pesa su computadora portátil y al analizar las palancas se calcula que los músculos posteriores tienen que realizar una fuerza que va desde 12 kilogramos a 15 grados de inclinación hacia adelante de la cabeza hasta 45 kilogramos a una inclinación de 60 grados de la misma. Si a esto le agregamos el tiempo que podemos estar detenidos viendo la información del teléfono, no es difícil imaginar el grado de tensión a la que estamos obligando a nuestros músculos posteriores del cuello, espalda y hombros. Adicionalmente, si estos músculos pertenecen a una persona sedentaria que no los ejercita con regularidad, van a tener mayor grado de sobrecarga porque tienen que levantar la misma carga (peso de la cabeza) y el mismo tiempo que los de una persona que los ejercite regularmente. Es decir, la carga relativa al nivel del desempeño muscular es mayor en una persona sedentaria. En las pantallas de computador, especialmente si son portátiles, hacemos una menor inclinación que para ver el teléfono, pero con frecuencia llevamos la cabeza hacia la pantalla y subimos los hombros, para intentar ver de mejor forma, lo que genera tensiones adicionales para las cuales no estamos acostumbrados, especialmente si duramos horas en la misma posición.
Con el tiempo, las articulaciones entre las vértebras van sufriendo pequeños desplazamientos hacia adelante, es decir, hacia la flexión, llegando inclusive a restringir sus arcos de movilidad perpetuando la patología. Adicionalmente, se producen cambios en los sitios de carga articular llevando a daños degenerativos articulares que conocemos como artrosis.